El amor es un sacrificio para los valientes

Reflexión 10 de sep. de 2022

Si le preguntas al mundo, te contestará que el amor es sentirte bien, es sentir mariposas en el estómago, es química inexplicable, es un azar del destino o cualquier otra cosa que te haga sentir placer. Pero el amor es una decisión.

Amar es decidir sufrir para que el otro crezca y llegue a Dios. Cuando tu papá sufre en el trabajo y es para pagarte la colegiatura, te está amando. Cuando tu novio decide sacrificar tiempo para estar contigo y es porque eventualmente quiere formar un hogar contigo, te está amando. El mejor ejemplo siempre es Cristo: Él sufrió por el perdón de nuestros pecados, para que podamos llegar a Dios. Él nos amó hasta el extremo.

El amor no es un sentimiento que pasa y luego desaparece. El amor no es ni atracción ni enamoramiento. El amor se decide, porque cuando encuentras dificultades tienes la opción de rendirte o de seguir conquistando.

Y cuando decides amar, la fe es un requisito. ¿Por qué? Porque nunca tienes certeza plena. Sí, es muy importante conocer a la persona con la que te quieres casar. Sí, también es importante conocer la vocación que quieres tomar. Es importante conocer, pero si no te quieres casar hasta que conozcas al 100% por ciento a esa persona, nunca te vas a casar. Si no quieres elegir una vocación hasta saber con certeza que no te arrepentirás, nunca elegirás. Si no quieres invitar a salir a esa amiga hasta que sepas con certeza que te dirá que sí, nunca saldrás con ella.

Llega un punto en el que debes de tener fe; fe en que Dios te dará la gracia para amar contra todo pronóstico. Porque sin fe, es imposible desear un matrimonio santo. Sin fe, es imposible soñar con una vocación santa. Y tener fe da miedo. Tener fe hace que nos preguntemos: «¿Qué pasa si lo apuesto todo y pierdo?». Pero si amar no diera miedo, no valdría la pena. Si amar fuera fácil, no valdría la pena. Si amar fuera una decisión de probabilidad y estadística, no valdría la pena.

El amor es un sacrificio para los valientes y no un placer para los cobardes.

Etiquetas

Diego Hernández

Soy un nerd de tiempo completo que en sus ratos libres se dedica a escribir código, tomar café y leer. Ah, y de vez en cuando también juego a defender la fe!