Lo que el desbalance de poder nos tiene que decir sobre la Inmaculada Concepción

María 13 de may. de 2024

Hoy es el día de la Virgen de Fátima y también celebramos 2 años de haber comenzado este proyecto. El 13 de mayo de 2022 compré el dominio farodefe.org para que nadie pudiera comprarlo mientras terminaba de organizar mis ideas sobre lo que quería lograr con Faro de Fe. Ya estaba decidido por el nombre.

Desde entonces, he aprendido muchísimo sobre María al traducir algunos de los artículos que hemos publicado en el blog. También, el verano pasado tuve la oportunidad increíble de sellar mi Alianza de Amor con María, que es una consagración especial de Schoenstatt y que me ha vuelto bastante más cercano con ella. Además, pude peregrinar 115 kilómetros del Camino de Santiago y, al llegar a Compostela, escribí un artículo sobre el rosario y lo que reflexioné durante El Camino.

Una de las cosas que he aprendido sobre María en estos dos años y que más me ha impactado es lo que aprendí al traducir el artículo «María consintió al embarazo», que fue publicado originalmente en el sitio de Catholic.com en inglés. Estaba leyendo este artículo de nuevo hace unos minutos y creo que debería volverlo a escribir, pero esta vez con mis propias palabras, para compartirles lo increíble que es el dogma de la Inmaculada Concepción de manera más breve y más simple.

Básicamente, el artículo de «María consintió al embarazo» comienza explicando qué es un desbalance de poder al momento de consentir a ser madre. Por lo general, cuando una mujer consiente a ser madre, consiente a tener sexo. Pero, cuando este consentimiento sucede entre una persona que tiene autoridad significativa sobre la otra, puede haber un desbalance de poder que limita la libertad con la que se consiente al sexo. Por ejemplo, en México, el artículo tercero de la Ley Federal del Trabajo define el hostigamiento como:

el ejercicio del poder en una relación de subordinación real de la víctima frente al agresor en el ámbito laboral, que se expresa en conductas verbales, físicas o ambas.

Esta ley mexicana es evidencia de que incluso nuestro gobierno tiene consciencia de que, cuando alguien ejercita su poder sobre su subordinado/a para de alguna manera —sea verbal o física— exigir su consentimiento, este consentimiento no es legítimo.

Dios, incluso antes que cualquier gobierno o humano, conocía el peligro del desbalance de poder al momento de proponer tener relaciones sexuales. Y, aunque Él nunca le propuso a María tener relaciones, sí le propuso ser madre. Y a menos que la calidad del consentimiento para ser madre sea distinto a la calidad del consentimiento para tener sexo, es claro por qué el desbalance de poder puede, cuando menos, limitar el consentimiento.

Dios, en su omnipotencia y su bondad infinita, no ejercitó su poder sobre María, su subordinada, para exigir su consentimiento a ser madre de ninguna manera, ni verbal ni física. Esto quiere decir que María tuvo que haber sido alguien total y completamente libre al momento de responderle a Dios.

Si María hubiera creído que, por decir que «no», Dios la castigaría, entonces su consentimiento —o falta de consentimiento— ni hubiera sido libre, ni legítimo. Y lo mismo sucede a la inversa: si María hubiera creído que por decir que «sí» se estaría ganando el Cielo más rápido o alguna otra especie de recompensa derivada de la autoridad de Dios, su consentimiento hubiera sido inspirado por el pecado y desordenado.

La única manera de ser 100% libre es no pecar. En el Evangelio de Juan (8:34, Dios Habla Hoy DK) tenemos evidencia de esto:

Jesús les dijo: —Les aseguro que todos los que pecan son esclavos del pecado.

Si Dios le pidió su consentimiento a María para ser madre y Dios no es inmoral, entonces tuvo que ser una petición en la que el desbalance de poder no pudiera existir. Y la única manera en la que el desbalance de poder no puede suceder es cuando se tiene la capacidad de decir que sí o decir que no de manera totalmente libre. Para que alguien tome decisiones totalmente libres, esa persona tiene que ser plenamente libre del pecado. Por eso decimos que María es Siempre Inmaculada, porque nació totalmente libre del pecado, por gracia de Dios.

Es decir, Dios fue quien capacitó a María para que fuera Inmaculada —totalmente libre de pecado— y así poder pedirle a ella que fuera Madre de Dios de manera totalmente moral y sin desbalance de poder.

Esta cantidad de libertad que tuvo María me inspira y me consuela mucho. Me inspira porque María dijo que «sí» aun cuando podía decir que «no» sin consecuencias, simplemente porque quería obedecer y amar a Dios. Me consuela porque sé que nuestro Dios no es un Dios que exige con enojo o reclamos, sino que nos invita a seguir Su voluntad salvaguardando nuestra libertad.

Y esta es la reflexión que quiero compartirles hoy que celebramos a la Virgen de Fátima. Nosotros los católicos creemos que ella es la Gran Inmaculada, y eso tiene mucho qué enseñarnos acerca de quién es Dios y de la libertad que nos regala.

Recuerden rezar el rosario, hacer oración y celebrar a la Virgen en su día.

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Diego Hernández

Soy un nerd de tiempo completo que en sus ratos libres se dedica a escribir código, tomar café y leer. Ah, y de vez en cuando también juego a defender la fe!