¿Qué es manifestar? ¿Funciona?

Q&A 20 de ene. de 2023

Hay una palabra de moda con la que quizá te hayas topado: manifestar.

Este término se discute en redes sociales y está en boca de expertos en autoayuda, estilo de vida y “New Age”.

Esto no es sorprendente. Las personas están constantemente buscando cómo mejorar su condición, las novedades culturales, así como palabras y frases, a las que la gente se aferra se convierten en modas pasajeras.

Para apreciar un fenómeno cultural hace falta ver las tendencias del pasado e investigarlas. Así que, ¿qué es la manifestación?

Si bien el término es muy nuevo como para aparecer en diccionarios, Wikipedia se refiere a manifestación como “estrategias de autoayuda para conseguir un objetivo personal, principalmente concentrándose en el resultado deseado… Pese a que el proceso involucra optimismo, o incluso ruegos al 'universo', se requieren actos por parte de la persona”.

Un artículo de Vox.com cita varios ejemplos:

En Tiktok, jóvenes comparten historias acerca de cómo escribir repetidamente un deseo causó que su crush les escribiera un mensaje. En YouTube, hay tutoriales acerca de cómo manifestar tu futuro ideal. En Instagram, alguien escribe que recibirás $20,000 si comentas “Sí”. En Twitter, (los fanáticos), tratan, con o sin ironía, de manifestar el lanzamiento de un nuevo álbum de Lorde.

No es complicado ver estos casos como supersticiosos. La superstición implica atribuir excesiva eficacia a algo.

Atribuir excesiva eficacia a una solución (“¡Come este superalimento y obtendrás tu peso ideal!”) es una forma de superstición científica. Atribuir excesiva eficacia a una oración (“¡Reza tres veces esta oración; nunca falla!”) es una forma de superstición religiosa (ver el párrafo 2111 del Catecismo).

“Comenta ‘sí’ y conseguirás $20,000” y “Escribe varias veces tu deseo y quien te gusta te va a escribir” pueden claramente ser vistos como superstición.

Sin embargo, si fuera obvio que los intentos de manifestación nunca funcionan, la práctica no se habría popularizado. Aunque muchos intentos de manifestación fallen, necesita haber credibilidad y algo de éxito para que siga el interés en este fenómeno.

¿Cómo explicamos esto? Hay que considerar dos clases de causas que pueden producir el éxito: las normales y las paranormales.

La suerte es una obvia posible causa natural. Quizá el chico que te gusta iba a escribirte de todos modos, y coincidió que lo hizo después de que hayas tratado de manifestar eso, dando credibilidad a la idea de que tu manifestación fue la causa del suceso.

Pero sólo porque un acontecimiento le sigue a otro no significa que sea la causa. En la lógica, esta idea se conoce como la falacia post hoc ergo proper hoc (del latín, “después de eso, por lo tanto a causa de eso”). O como dicen en el ámbito científico, “correlación no implica causalidad”.

Las causas naturales también pueden relacionarse a la manifestación de otras maneras. Si tú decides, respecto a una meta, que pensarás y actuarás con optimismo, eso puede ayudarte a lograr lo que deseas.

Pensar y actuar positivamente puede hacerte más agradable, así como abrir puertas y quitar obstáculos. De forma semejante, la auto-confianza para lograr algo puede ayudarte a conseguir tu objetivo.

¿Qué pasa con el lado paranormal de la manifestación? Aquí se debe diferenciar con más cuidado del que suelen hacerlo quienes practican esto. ¿Qué significa pedirle “al universo” que manifieste un objetivo?

Podría significar la existencia de aspectos del universo y la naturaleza humana que permiten a las personas incrementar la probabilidad de que algo suceda con solo “pensar con optimismo” o desear que suceda.

Si las personas tienen la habilidad para influenciar cosas con solo pensarlas o desearlas, entonces sería una habilidad natural (es decir, que está inscrita en la naturaleza humana), pero no es una habilidad reconocida por la ciencia, convirtiéndola en alguna especie de poder psíquico. En términos parapsicológicos, se podría clasificar como una forma de influencia remota o psicoquinesis (mente sobre materia).

Por otro lado, alguien que practica la manifestación podría estar abierto a que Dios o algún espíritu le ayude a conseguir su objetivo. En este caso, el efecto sería sobrenatural porque estaría más allá de lo que la naturaleza humana puede hacer.

¿Podrían los poderes psíquicos estar involucrados en casos de manifestación? Un conocimiento de la historia del pensamiento católico sobre este tema no descartaría la posibilidad.

Doctores de la Iglesia como san Agustín y santo Tomás de Aquino sostuvieron que Dios dotó al hombre de habilidades débiles que hoy llamaríamos psíquicas. Por ejemplo, tanto san Agustín como el Doctor Angélico creían en la precognición. (Santo Tomás la llamó “profecía natural”, para distinguirla de la sobrenatural que proviene de Dios, ver Cuestiones disputadas sobre la verdad 12:3.)

Todavía más, Tomás de Aquino pensaba que “cuando un alma siente una vehemente conmoción maligna,” puede hacer daño físico a otra persona. Esa era su explicación del mal de ojo (ST I:117:3 ad 2; II-II:96:3 ad 1).

Tomás de Aquino no discutió el caso contrario (es decir, si un alma movida por el amor puede ayudar físicamente a otra persona, como en una curación), pero no hay duda de que hablaba de psicoquinesis.

Autores católicos más recientes—como el sacerdote Alois Wiesinger (1885-1955)—han sugerido que lo que hoy llamamos poderes psíquicos son restos de los “dones preternaturales” que poseían Adán y Eva antes de la caída.

Esto no significa que los poderes psíquicos de hecho existan. Solo significa que en la tradición católica se ha reconocido su posible existencia, así que el tema debería considerarse y se debería evaluar la evidencia tanto a favor como en contra.

La causalidad sobrenatural también podría jugar un rol. Imaginemos que alguien está sufriendo una situación tormentosa y usa la manifestación para clamar auxilio, estando abierto a la ayuda divina. En este caso, sus esfuerzos serían un tipo de oración implícita y confundida.

Afortunadamente, Dios nos ama aún cuando estamos confundidos y no pensamos claramente en Él. Como resultado, Dios podría apiadarse de esa persona e intervenir. Dios hace “llover sobre justos e injustos” (Mt. 5:45).

Sin embargo, también hay peligro. Supongamos que alguien trata de manifestar un encuentro sexual fuera del matrimonio con una persona que le atrae. Dios no cooperará con eso, porque el objetivo es malvado. Pero un demonio podría intervenir para alimentar esa tentación.

Esto nos lleva a dos problemas fundamentales de la manifestación. Primero, el riesgo de caer en la superstición es altísimo—de atribuirle más eficacia de la garantizada a algo— y segundo, no está claramente pensado y no hace las distinciones necesarias.

En otras palabras: pensar positivamente, tener objetivos y tomar acciones concretas para conseguirlos es algo bueno. Pero no atribuyas demasiada eficacia a estas cosas. Y si vas a invocar poderes sobrenaturales, asegúrate de que le estás hablando a Dios (o a sus ángeles y santos), que persigas un objetivo moralmente lícito y que el resultado dependa de la voluntad de Dios en vez de tus esfuerzos.

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Este artículo fue adaptado al español del artículo original ''What Is Manifesting? Does It Work?" de Catholic Answers.

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Junto con Ángel Nevárez

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