Tres cosas que tienes que saber sobre la pornografía

Las razones por las que no está mal

La pornografía no está mal porque el sexo es malo ni porque el cuerpo es vergonzoso. Está mal precisamente porque el sexo es bueno y el cuerpo es magnífico! Como cristianos nunca debemos olvidar de quién fue la idea del sexo en primer lugar. No se le ocurrió a Playboy ni a la revista Cosmopolitan, sino a Dios. De hecho, el primer mandamiento de Dios a la humanidad en la Biblia es «sean fecundos, multiplíquense, llenen la tierra» (Génesis 1:28). Y como señaló el filósofo Dr. Peter Kreeft, no creo que Dios se haya referido a cultivar naranjas o a inventar calculadoras.

La pornografía es mala porque retira la intimidad sexual de su contexto natural, convirtiéndola en una mercancía que se compra y se vende. El problema de la pornografía no es que muestre demasiado, sino que muestra demasiado poco—demasiado poco de la persona humana.

La pornografía reduce el misterio y la belleza de un hombre o una mujer a un conjunto de partes del cuerpo para ser utilizadas, en lugar de reconocerlos como personas que deben ser amadas.

No es solo un problema de hombres

Aunque es cierto que los hombres han acaparado el mercado de la pornografía visual, no es cierto que las mujeres no luchen también. Una encuesta reveló que el 34 por ciento de las suscriptoras del boletín online Today's Christian Woman admitió haber accedido intencionalmente a la pornografía en Internet.

Debido a que la pornografía es consumida predominantemente por los hombres, muchas mujeres que luchan contra la pornografía sienten una sensación de vergüenza mucho mayor. Una joven que conozco lo expresó así:

Durante más de siete años, fui adicta a la pornografía hardcore, a la masturbación y a la lujuria—y soy una mujer. A menudo oímos que las mujeres pueden tener problemas con la fantasía y las novelas románticas, pero la pornografía es cosa de hombres. Una de las afirmaciones más vergonzosas que escuché fue: "Las mujeres simplemente no tienen este problema". Empecé a perder la esperanza después de escuchar eso. ¿Cómo peleas contra el 'hecho' de que solo los hombres batallan con la pornografía? Es triste, porque esta mentalidad está causando mucho daño a las mujeres. Hace que muchas mujeres se cuestionen su sexualidad y se pregunten si son homosexuales porque están involucradas en un pecado en el que 'solo los hombres' se ven envueltos. Las aísla, las silencia, las mantiene atrapadas en este pecado y las aleja aún más de la libertad y de la oscuridad.

Si tú o alguna mujer que conozcas está luchando contra la pornografía, ten la seguridad de que no está sola. Hay ayuda disponible y sanar es posible. Beggar's Daughter es un gran recurso en línea por donde empezar.

Los actores no disfrutan lo que hacen

Cuando le pregunté a una amiga mía, antigua actriz porno, si este era el caso, me dijo: "Bueno, hay varias razones por las que las chicas se meten en la industria de la pornografía, pero el deseo sexual intenso no es una de ellas. Lo sé, porque eso es lo que solía decir a la gente en las entrevistas". Otra ex actriz porno lo explica así:

Las películas porno repletas de sexo con rubias recién teñidas cuyos ojos evocadores dicen 'te deseo' es posiblemente uno de los mayores engaños de todos los tiempos. Créeme, lo sé. Lo hice todo el tiempo, y lo hice por el anhelo de poder y el amor al dinero. Nunca me gustó el sexo. Nunca quise el sexo, y de hecho era más probable que pasara el tiempo con un Jack Daniels que con algunos de los hombres con los que me pagaban para fingirlo. Así es: a ninguna de nosotras, las rubias recién teñidas, nos gusta hacer porno. De hecho, lo odiamos. Odiamos que nos toquen extraños a los que no les importamos nada... Algunas mujeres lo odian tanto que puedes oírlas vomitar en el baño entre escenas. Otras se encuentran fuera fumando una cadena interminable de Marlboro Lights... Pero la industria del porno quiere que TÚ pienses que las actrices porno amamos el sexo. Quieren que pienses que disfrutamos ser degradadas con todo tipo de actos repulsivos.

La pornografía «introduce a unos y a otros en la ilusión de un mundo ficticio» (Catecismo de la Iglesia Católica, 2354). Una de esas ilusiones es que las mujeres de la industria del porno disfrutan hacer pornografía. Si bien esto puede ser una ilusión conveniente para aquellos que buscan justificar su uso de la pornografía, la realidad detrás de la fantasía es otra historia por completo.