¿Cómo responder a la falacia Ad Hominem?
El argumentum ad hominem (o ad hominem para resumir) es una falacia que consiste en atacar a la persona en vez de a su argumento. Posiblemente, es la falacia más comúnmente cometida hoy en día.
Aquí hay tres ejemplos del argumentum ad hominem:
- Juan cree que Jesucristo es una figura histórica real; él afirma que el Nuevo Testamento es el recuento histórico mejor documentado de la antigüedad y que fue escrito en la primera generación después de la muerte de Cristo. Pero Juan no es ni un historiador ni un académico de la Biblia, entonces no tiene la autoridad para hablar de eso.
- En un momento, Juan presentará argumentos en favor de la creencia de que Jesucristo es una figura histórica real. Pero ten en mente que Juan es un señor ya grande que cree que un Dios invisible escucha sus oraciones y vive en su corazón. ¿Realmente podemos confiar en lo que sea que diga?
- Juan quiere que creamos que Jesucristo es una figura histórica real. Él me señaló que sé muy poco sobre el Nuevo Testamento y la religión cristiana. Pero cuando le pregunté hace un momento cuál de los cuatro Evangelios representa a muchas personas resucitando de entre los muertos y apareciendo a la gente en Jerusalén, ¡no pudo decirme!
Habrás notado que en los tres ejemplos, la persona no atacó los argumentos de Juan, sino que lo atacó a él como persona. En el primer ejemplo, se nos hace creer que los argumentos de Juan no son fiables porque él no es ni un historiador ni un académico. Ahora, no hay nada de malo en pedir evidencia o experiencia antes de aceptar algo como verdadero, pero el oponente de Juan no hace eso; al contrario, rechaza todo lo que Juan tiene que decir sólo porque no tuvo entrenamiento formal en el tema. Pero la falta de formación formal en el tema no influye en la solidez del argumento de Juan. Tal vez Juan tenga mal aliento, un bajo coeficiente intelectual o sea alcohólico. Pero nada de eso demuestra que su argumento es falso.
Envenenando el pozo
Ahora, revisemos el segundo ejemplo. Aquí vemos una variación de la falacia ad hominem que se conoce usualmente como "envenenamiento del pozo". Esta falacia consiste en atacar a la persona antes de que haya tenido la oportunidad de argumentar. De nuevo, esta falacia consiste no en cuestionar la fiabilidad de Juan sino en hacerle parecer tonto e iluso antes de que haya tenido oportunidad de proponer su argumento.
Tu Quoque
El tercer ejemplo también es una variación del argumentum ad hominem, conocida como tu quoque (que se traduce del latín literalmente como "tú también"). La falacia tu quoque consiste en acusar a tu oponente de lo mismo que él te ha acusado.
«Bueno, tal vez sí soy un ladrón, pero tú también». Puede que sí lo sea, pero eso no cambia nada de lo que te estoy acusando.
Si te encuentras lidiando con la falacia ad hominem, señala con calma que atacar el carácter, la inteligencia, o el olor de alguien no tiene nada que ver con el argumento en cuestión; luego, puedes invitar a tu oponente a gastar su energía en discutir el argumento realmente.