La trifecta apologética de la Pascua

Apologética Cristiana 12 de abr. de 2023

Durante esta Semana Santa, aquí hay tres preguntas clave sobre el misterio de la Resurrección y cómo responderlas, cortesía de Jimmy Akin y su libro A Daily Defense.

¿Cómo sabes que no es todo simbólico?

Desafío: Al permitir que Génesis 1 presente «la obra del Creador simbólicamente como una secuencia de seis días "de trabajo" divino» (CIC 337), la Iglesia establece un peligroso precedente que podría socavar nuestra fe. Si esto es simbólico, ¿cómo sabes que otras cosas no lo son? Por ejemplo, ¿por qué deberíamos tomar la resurrección de Cristo literalmente en lugar de simbólicamente?

Defensa: Todo el mundo reconoce que la Escritura contiene cosas simbólicas. Es cuestión de identificarlas correctamente.

Puede ser tentador clasificar absolutamente todas las cosas de la Escritura como literales (o simbólicas) para evitar distinguir la diferencia, pero debemos emprender esta tarea.

Los seres humanos utilizamos tanto el lenguaje literal como el simbólico, y discernimos constantemente la diferencia, a menudo sin ser conscientes de ello. Si alguien dice que hay que “desplegar la alfombra roja” para recibir a un dignatario, los hispanoparlantes reconocemos intuitivamente que es una forma no literal de decir que hay que darle una bienvenida especial. Es una expresión conocida por su uso no literal en el español.

Cuando nos encontramos con escritos de otras culturas, puede ser más difícil distinguir lo literal de lo simbólico, ya que estamos menos familiarizados con sus convenciones literarias, pero se puede lograr. Todos reconocemos que los profetas bíblicos utilizaron símbolos y que Jesús contó parábolas. Esto significa que podemos aprender a reconocer formas no literales en las Escrituras.

A menudo, los símbolos se identifican por pistas en el texto que revelan que no son literales. Por ejemplo, la creación del sol en el cuarto día, cuando la presencia del sol es lo que hace que sea de día, es una señal de que los días de Génesis 1 no son literales. Ningún ser humano fue testigo de la creación del mundo, y el Génesis, escrito en torno al año 1000 a.C., se redactó mucho después del acontecimiento. Es más probable que Génesis 1 sea un texto no literal a que se haya escrito poco después del suceso y utilice el testimonio de testigos oculares.

No obstante, esto último es lo que ocurre con la resurrección de Jesús: El Nuevo Testamento sí se escribió pocas décadas después de la Resurrección y sí fue compuesto por testigos oculares o en consulta con ellos (Lucas 1, 2; Juan 21, 24). También contiene afirmaciones enfáticas sobre la realidad de la Resurrección (cf. 1 Cor. 15, 1-20).

El hecho de reconocer que algunas partes de la Escritura son simbólicas no debilita la fe, así como tampoco lo hace el uso que Jesús hace de las parábolas.

¿Dónde y cuándo exactamente se apareció Jesús resucitado a los discípulos?

Desafío: Los relatos de la Resurrección son contradictorios. Lucas indica que Jesús se apareció a los discípulos en Jerusalén el mismo día, pero Mateo y Marcos dicen que se apareció más tarde en Galilea.

Defensa: No se trata de una contradicción. Jesús se apareció en ambos lugares.

Pablo indica que Jesús hizo múltiples apariciones después de la Resurrección (1 Cor. 15, 5-8). En Hechos, Lucas indica que se apareció repetidamente durante un período de cuarenta días (Hechos 1, 3). Por consiguiente, los evangelistas tuvieron que elegir qué apariciones incluir en sus Evangelios.

Lucas eligió las apariciones que Jesús hizo el mismo día en los alrededores de Jerusalén (Lucas 24, 13-44), mientras que Mateo eligió una en Galilea (Mateo 28, 16-20). Marcos también indica que Jesús apareció en Galilea (Marcos 14, 28; 16, 7), pero su final original (que puede ser paralelo en Mateo) se ha perdido.

No hay contradicción. Durante su ministerio, Jesús visitó tanto Galilea como la zona de Jerusalén, y lo mismo hizo después de la Resurrección. Así, Juan registra apariciones en ambos lugares (Juan 20, 19-29; 21, 1-23).

Después de visitar Galilea, los discípulos volvieron a la zona de Jerusalén antes de la Ascensión (Lucas 24, 50-53; Hechos 1, 9-12), cuando Jesús volvió a aparecerse allí.

Así pues, los Evangelios indican que 1) poco después de la Resurrección, Jesús se apareció a los discípulos, que aún estaban en Jerusalén; 2) más tarde se les apareció en Galilea; y 3) hacia el final de los cuarenta días se les apareció de nuevo en los alrededores de Jerusalén.

Les dijo que permanecieran en la ciudad hasta el descenso del Espíritu Santo en Pentecostés, cuando comenzaron su gran labor evangelizadora (Lc 24, 49; Hch 1, 4; 2, 1-47).

Por eso Lucas se centra en las apariciones en Jerusalén y sus alrededores. Su intención es relatar en los Hechos cómo la fe cristiana comenzó a extenderse por etapas, «en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra» (Hch 1, 8). Desviar el foco literario de Jerusalén a Galilea distraería la atención de los acontecimientos que va a relatar, ya que los apóstoles hicieron de Jerusalén su base durante muchos años, y se convirtió en el epicentro de la evangelización cristiana (Hch 1-12).

Mateo y Marcos, que no pensaban escribir secuelas de sus Evangelios, se centraron en una aparición en Galilea, con lo que cerraban literariamente la historia al llevarnos al lugar donde comenzó el ministerio de Jesús.

Juan, complementando los Evangelios sinópticos, registra apariciones adicionales en ambos lugares.

¿La Pascua es pagana?

Desafío: La Pascua es una fiesta pagana. Su calendario se basa en la luna llena y el equinoccio de primavera, y lleva el nombre de la diosa Ishtar.

Defensa: Los orígenes de la Pascua son judíos. Es el equivalente cristiano de la Pascua judía.

La palabra Easter es de origen inglés. Ishtar era venerada en Mesopotamia (actual Irak), no en Inglaterra, que está a miles de kilómetros. A pesar de sonar parecidas (en inglés), las dos palabras no están relacionadas.

El historiador británico del siglo VIII Bede afirmaba que la palabra Easter (Pascua) procedía del nombre del mes en el que se celebraba (básicamente, abril). Decía que este mes solía llamarse Eostur, aunque ya no era así en su época. También pensaba que el mes debía su nombre a una diosa germánica que ya no era venerada.

Bede es la única fuente que menciona a esta diosa, por lo que puede estar equivocado. En cualquier caso, esto solo se aplica al origen de la palabra inglesa, no al origen de la fiesta. Su origen lo revela su nombre en otros idiomas. En italiano, es Pasqua; en español, Pascua; en portugués, Páscoa; en francés, Pâques; en danés, Paaske; en neerlandés, Pasen; en sueco, Påsk; y así sucesivamente. Todas ellas derivan del latín Pascha o del griego Paskha, ambas expresiones de la fiesta judía de la Pascua (en hebreo, Pesakh).

El acontecimiento que celebra la Pascua es la resurrección de Jesús, y se celebra junto con la Pascua porque Jesús fue crucificado en Pascua y resucitó el domingo siguiente (Juan 19, 14-18; 20, 1-20).

La razón por la que el calendario de la Pascua se basa en la luna llena después del equinoccio de primavera es porque ese era el calendario de la Pascua en el calendario judío. La Ley de Moisés exige que la Pascua se celebre el catorce del mes de Nisán (Lev. 23, 5). Este es un mes de primavera que contiene el equinoccio, y como los meses judíos comienzan con la luna nueva, el día catorce caía en luna llena. Por tanto, la fecha de la fiesta es judía, no pagana.

Lo que importa en última instancia es lo que significa hoy la Pascua—la resurrección de Jesús—, no su origen.

Consejo: El error de juzgar algo basándose en su procedencia y no en lo que realmente es se denomina “falacia genética”.

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Este artículo fue adaptado al español del artículo original "The Easter Apologetics Trifecta" de Jimmy Akin via Catholic Answers.

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