Una biblia llena de subrayados y sostenida en alto

Las doctrinas marianas extra-bíblicas

Apologética Católica 29 de may. de 2023

Mayo es el mes de María y, por tanto, el momento perfecto para reflexionar sobre las doctrinas marianas: su maternidad divina, su virginidad perpetua, su concepción inmaculada y su asunción a los cielos. De estas cuatro, los católicos a menudo comparten la primera con los protestantes, dado que muchas denominaciones protestantes aceptan el Concilio de Éfeso (431), en el que la Iglesia declaró a María theotokos, que significa «portadora de Dios», ya que efectivamente dio a luz a Cristo, que es Dios y hombre. Incluso la virginidad perpetua de María, aunque rechazada por la mayoría de los protestantes modernos, fue aceptada por los primeros reformadores, como Lutero, Calvino, Zwinglio, Bullinger, Turretin y Cranmer.

Son estas tres últimas doctrinas marianas las que a menudo suponen mayores obstáculos para los protestantes (como mi antiguo yo seminarista presbiteriano), especialmente dada la histórica antipatía protestante hacia la devoción mariana. Las tres doctrinas tienen, en efecto, apoyo bíblico, aunque, como sostengo en mi nuevo libro The Obscurity of Scripture, los católicos deben tener cuidado con la forma en que emplean esa evidencia, no sea que den a entender a sus interlocutores protestantes que solo la Escritura es una fuente autoritativa para la doctrina cristiana. En efecto, al hacerlo así se da terreno retórico a los protestantes, dado que, como católicos, no aceptamos la sola scriptura. Además, al hacerlo también se pasa por alto el hecho de que incluso los protestantes aceptan algunas tradiciones como autoritativas, como la formación del canon bíblico. Y, como me gustaría argumentar más adelante, las pruebas extra-bíblicas de las doctrinas marianas son sustanciales.

Muchos otros apologetas más capaces que yo han ofrecido un extenso tratamiento del apoyo bíblico a la virginidad perpetua, la inmaculada concepción y la asunción de María, así que seré breve.

Como ha señalado el apologeta católico Dave Armstrong, hay algunos pasajes en el Nuevo Testamento que sugieren que Jesús no tenía hermanos. Por ejemplo, cuando María y José llevan a Jesús al Templo a la edad de doce años (Lucas 2:41-51), no se menciona que tuviera hermanos. Jesús en la cruz encarga el cuidado de María al apóstol Juan, algo que no habría hecho si hubiera tenido hermanos (Juan 19:26-27). En cuanto a los pasajes que hablan de los hermanos de Jesús (por ejemplo, Mateo 13:55), el hebreo y el griego no tienen ninguna palabra para primo, y descubrimos en Mateo 27:56, Marcos 15:40 y Juan 19:25 que al menos dos de estos hombres, Santiago y José, son hijos de María, la mujer de Cleofás, probablemente prima de María, madre de Jesús.

Pasemos ahora a algunas evidencias bíblicas de la Inmaculada Concepción, la doctrina según la cual María fue concebida sin pecado y permaneció sin pecado durante toda su vida. María es revelada en Lucas 1 como «llena de gracia» y «bendita entre las mujeres». También hay muchos ejemplos de María como modelo o cumplimiento de diversas imágenes y profecías del Antiguo Testamento: el Arca de la Alianza (Lucas 1:39-45), la Nueva Eva (Lucas 1:37-38; Juan 2:4, 19:26-27; Apocalipsis 12) y la «hija de Sión» (Isaías 12:1-6, Sofonías 3:14-16, Zacarías 2:10).

Por último, consideremos brevemente el apoyo bíblico a la Asunción. Como bien han argumentado otros, el libro del Apocalipsis se refiere al Arca de la Alianza que descansa en el templo de Dios, a lo que sigue inmediatamente la descripción de una mujer «una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas... dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las naciones» (Apocalipsis 12:1, 5). Los apologetas católicos sostienen que María es el Arca de la Alianza que San Juan percibió en los atrios celestiales.

Espero que estés de acuerdo en que las pruebas citadas no son precisamente abrumadoras. Yo diría que la virginidad perpetua de María es la doctrina mariana con mejores evidencias bíblicas, mientras que las pruebas a favor de la Inmaculada Concepción y la Asunción distan mucho de ser explícitas. Ciertamente, no hay ningún texto bíblico que diga que María no fue concebida sin pecado o asunta al cielo, pero un caso positivo está lejos de ser definitivo.

Pero lo que sí es definitivo es la creencia generalizada de esas dos doctrinas en la Iglesia primitiva.

Hipólito y Orígenes en el siglo III; Efraín el Sirio, Ambrosio y Atanasio en el siglo IV; y Teodoto de Ancrya y Pedro Crisólogo en el siglo V afirmaron la Inmaculada Concepción. Agustín, amado por muchos protestantes, escribe en De la Naturaleza y la Gracia (capítulo 36) de

la santa Virgen María, acerca de la cual, por el honor debido a nuestro Señor, cuando se trata de pecados, no quiero mover absolutamente ninguna cuestión (porque sabemos que a ella le fue conferida más gracia para vencer por todos sus flancos al pecado, pues mereció concebir y dar a luz al que nos consta que no tuvo pecado alguno).

De hecho, el apoyo patrístico a la Inmaculada Concepción es tan poderoso que no sorprende que los primeros reformadores se adhirieran a ella y que fueran necesarios siglos de creciente sospecha protestante hacia las prácticas católicas de devoción mariana para oscurecer esta realidad.

Lo mismo puede decirse de la Asunción de María. Para empezar, no hay reliquias conocidas (ni siquiera reclamadas) de la madre de Dios, lo cual es bastante sorprendente, dada la proliferación de reliquias de tantos otros apóstoles y santos de la Iglesia primitiva. Además, hay dos tumbas asociadas a María, una en Jerusalén y otra en Éfeso, y ambas están vacías. Epifanio y Efraín el Sirio, que escribieron a finales del siglo IV, apoyan la creencia de la Iglesia primitiva en la asunción de María. De hecho, a finales del siglo IV se celebraba en todo Oriente la Fiesta de la Dormición o Koimesis, en honor de la muerte y asunción corporal de María al cielo. El consenso entre Oriente y Occidente (dormición y asunción se refieren a la misma doctrina) apunta también a la legitimidad histórica de esta doctrina. Incluso el post-católico Lutero creía en la Asunción.

Sí, hay lugares en la Biblia que insinúan y apuntan a las doctrinas de la concepción inmaculada y la asunción de María, aunque ninguna de ellas se explica explícitamente en la Biblia. Pero la evidencia histórica extra-bíblica de la Iglesia primitiva, incluyendo el testimonio patrístico y la arqueología, es bastante fuerte y mucho más difícil de refutar. Los católicos que quieran persuadir a sus hermanos y hermanas protestantes de estos dos importantes dogmas harían bien en utilizar estas evidencias.

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Este artículo fue adaptado al español del artículo original «The Extra-Biblical Marian Doctrines» de Casey Chalk via Catholic Answers.

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