Una ventana a través de la que se ven muchas calaveras humanas apiladas

¿Pecados veniales y mortales?

Apologética Católica 23 de dic. de 2022

El versículo bíblico más comúnmente utilizado contra las doctrinas tan católicas y tan bíblicas sobre el pecado mortal y venial es Santiago 2:10-11:

Quien observa toda la ley, pero quebranta un sólo precepto, se hace reo de todos. Porque quien dijo: No cometas adulterio, dijo también: No mates.

Se argumenta, a partir de este texto, que todos los pecados son iguales ante Dios. ¿Es esto cierto?

Dos puntos como respuesta:

En primer lugar, el contexto de esta cita revela que Santiago estaba hablando sobre mostrar parcialidad durante los primeros nueve versos que conducen a los versos diez y once. En el versículo uno, Santiago dice: «Hermanos míos, no es posible creer en nuestro Señor Jesucristo glorificado y luego hacer distinción de personas». Santiago continúa diciendo que si mostramos parcialidad, por ejemplo, hacia los ricos a expensas de los pobres, no cumplimos con lo que él llama «la suprema ley de la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (versículo 8). Luego dice, en el versículo 9: «Pero si hacen distinción de personas, cometen pecado, y la ley los condena como transgresores». Este es el punto de partida para hablar sobre obedecer los mandamientos.

El punto aquí es que no podemos escoger a quien vamos a amar como el Señor manda y a quien no vamos a amar. En el Día del Juicio, no podemos decir: "¡Pero yo amé a más de seis mil millones de personas como me amo a mí mismo, Señor! Sólo odié a ese tipo". Es todo o nada. De la misma manera, no podemos decirle a Dios en el Día del Juicio: "¡Pero sí cumplí los otros nueve mandamientos, Señor!".

El segundo punto que me gustaría señalar aquí es que si lees el resto del versículo 11, Santiago explica con un poco más de precisión lo que quiere decir.

Porque quien dijo: No cometas adulterio, dijo también: No mates. Por tanto, si evitas el adulterio, pero matas, te haces transgresor de la ley.

Nunca dice nada remotamente parecido a "todos los pecados son iguales". No dice: "Si cometes adulterio, eres culpable de asesinato, de mentir, de robar, etc.", como si no hubiera diferencia entre estos pecados. La gravedad de cada pecado no es su punto. Simplemente señala que si rompes cualquiera de estas leyes, te has convertido en un transgresor de la ley. De nuevo, creo que está diciendo que no puedes elegir qué leyes de Dios vas a obedecer y cuáles no. Debes obedecerlas todas.

¿Qué es pecado mortal y venial?

El Catecismo de la Iglesia Católica dice:

1855 El pecado mortal destruye la caridad en el corazón del hombre por una infracción grave de la ley de Dios; aparta al hombre de Dios, que es su fin último y su bienaventuranza, prefiriendo un bien inferior. El pecado venial deja subsistir la caridad, aunque la ofende y la hiere.
1861 El pecado mortal es una posibilidad radical de la libertad humana como lo es también el amor. Entraña la pérdida de la caridad y la privación de la gracia santificante, es decir, del estado de gracia. Si no es rescatado por el arrepentimiento y el perdón de Dios, causa la exclusión del Reino de Cristo y la muerte eterna del infierno...
1862 Se comete un pecado venial cuando no se observa en una materia leve la medida prescrita por la ley moral, o cuando se desobedece a la ley moral en materia grave, pero sin pleno conocimiento o sin entero consentimiento.
1863 El pecado venial debilita la caridad [...] y merece penas temporales. El pecado venial deliberado y que permanece sin arrepentimiento, nos dispone poco a poco a cometer el pecado mortal. No obstante, el pecado venial no rompe la Alianza con Dios. Es humanamente reparable con la gracia de Dios. “No priva de la gracia santificante, de la amistad con Dios, de la caridad, ni, por tanto, de la bienaventuranza eterna".

¿Qué dice la Biblia?

Mateo 5:19:

Por eso, el que descuide uno de estos mandamientos más pequeños y enseñe a hacer lo mismo a los demás, será el más pequeño en el reino de los cielos. Pero el que los cumpla y enseñe, será grande en el reino de los cielos.

Nuestro Señor enseña aquí que hay mandamientos "pequeños" que una persona puede quebrantar e incluso enseñar a otros a hacerlo y aún así permanecer «en el reino de los cielos». Esta es una buena definición de pecado venial y está en perfecta consonancia con el párrafo 1863 del Catecismo. Luego, Jesús nos advierte en términos inequívocos que hay otros pecados que nos llevarán al infierno, si no nos arrepentimos, por supuesto. Por ejemplo, en Mateo 5:22, Jesús dice: «... el que lo llame imbécil será condenado al fuego que no se apaga». En los versículos 28-29, dice:

Pero yo les digo que todo el que mira con malos deseos a una mujer ya ha cometido adulterio con ella en su corazón. Por tanto, si tu ojo derecho es ocasión de pecado para ti, arráncatelo y arrójalo lejos de ti; te conviene más perder uno de tus miembros, que ser arrojado todo entero al fuego que no se apaga.

Jesús enseña claramente que hay algunos pecados que nos separarán de Dios por toda la eternidad y otros que no—pecados mortales y veniales.

Mateo 12:32:

Al que diga algo contra el Hijo del Hombre, se le perdonará; pero al que lo diga contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este mundo ni en el otro.

Esta afirmación de nuestro Señor implica que hay al menos algunos pecados que pueden ser perdonados en la otra vida y otros que no a un pueblo que ya creía que era así. Eso suena terriblemente católico, ¿verdad?

2da de Macabeos 12:39-46, que fue escrito hacia el año 125 a.C., nos ofrece un excelente trasfondo histórico que puede aclararnos la importancia de las palabras de nuestro Señor en Mateo 12:32. Según cuenta la historia, Judas Macabeo y su ejército recogieron los cuerpos de algunos compañeros caídos en batalla. Cuando descubrieron que estos hombres llevaban «objetos consagrados a los ídolos de Yamnia, prohibidos por la ley de los judíos» (versículo 40), Judas y sus compañeros comprendieron que habían muerto como castigo por sus pecados.

...y rogaron al Señor que aquel pecado fuera totalmente perdonado. Hizo una colecta [...] que envió a Jerusalén para que ofrecieran un sacrificio por el pecado. Actuó recta y noblemente... [y] ofreció el sacrificio expiatorio para que los muertos fueran absueltos de sus pecados. (2da de Macabeos 12:42-43, 46).

El hecho de que uno acepte la canonicidad de 1era y 2da de Macabeos realmente no importa. Que una persona acepte o no la inspiración de estos libros no cambia el hecho de que nos dan información crucial sobre la fe y la práctica de los judíos poco antes de la época de Cristo desde una perspectiva puramente histórica. Los judíos creían que había algunos pecados que podían ser perdonados en la otra vida (análogos a lo que los católicos llaman pecados veniales), y que había algunos pecados que no podían ser perdonados (análogos a lo que los católicos llaman pecados mortales). Ése es el registro histórico.

Algunos pueden argumentar en este punto que este texto sólo menciona que algunos pecados pueden ser perdonados en la otra vida, nunca dice nada acerca de que algún pecado sea imperdonable. Y eso es cierto. Sin embargo, también sabemos que al menos algunos judíos de la tendencia más ortodoxa creían en un estado de separación de Dios, o infierno, donde los pecados tampoco pueden ser perdonados. El propio Jesús habla de ello en múltiples textos del Nuevo Testamento, por ejemplo, en Marcos 9:47-48:

Y si tu ojo es ocasión de pecado para ti, sácatelo. Más te vale entrar tuerto en el reino de Dios que ser arrojado con los dos ojos al fuego que no se apaga, donde el gusano que los atormenta no muere y el fuego no se apaga.

En la última parte de ese texto, Jesús cita Isaías 66:24 del Antiguo Testamento como alusión a la existencia del infierno. Y no estaba diciendo nada nuevo ni revolucionario. Según el Talmud y muchos escritos judíos anteriores a la época de Cristo, así como la enseñanza judía ortodoxa actual, la fe judía ha incluido la creencia en un lugar de castigo eterno para los condenados desde hace más de 2.000 años. Además, entre los pasajes del Antiguo Testamento utilizados históricamente por los eruditos judíos con este fin, Isaías 66:24 es uno de los más comunes.

Y lo que es más importante, tenemos que reconocer que esta es la fe en la que Jesús y los apóstoles fueron educados. Habrían sido educados en la creencia de que había algunos pecados que podían ser perdonados en la otra vida y otros que no. Y es en este contexto que Jesús declara que esto es así en el Nuevo Testamento, como vimos en Mateo 12:32 arriba.

1era de Juan 5:16-18:

Si alguno ve a su hermano cometer un pecado que no lleva a la muerte, pida a Dios por él, y Dios le dará la vida. Me refiero a los que cometen pecados que no llevan a la muerte. Porque hay un pecado que lleva a la muerte; por ése, no digo que se pida. Aunque toda la maldad es pecado, no todo pecado lleva a la muerte. Sabemos que todo el que ha nacido de Dios no peca; el Hijo de Dios lo proteje, y el maligno no lo toca.

Tres puntos:

1. Estos versículos no pueden ser más claros en cuanto a que existe el «pecado que lleva a la muerte» y el «pecado que no lleva a la muerte». Eso es precisamente lo que la Iglesia entiende por pecado mortal y venial.

2. San Juan distingue también los efectos del pecado mortal y venial. Los miembros del Cuerpo de Cristo pueden rezar por alguien que comete pecado venial para que la «vida» y la curación puedan serle comunicadas a través de esa oración. Pero cuando se trata del "pecado mortal", San Juan nos dice que no recemos por eso. Esto no quiere decir en absoluto que no debamos rezar por una persona en este estado de pecado. La Escritura es muy clara al decir que debemos orar «por todos los hombres» en 1era de Timoteo 2:1-2. El contexto parece indicar que se refiere a orar para que Dios "dé [al miembro herido de Cristo] vida" directamente a través de esa oración. La vida divina y la curación sólo pueden venir a través de los miembros del Cuerpo de Cristo a otros miembros de una manera directa si la persona por la que se ora está en unión con el Cuerpo de Cristo. Por el pecado mortal sólo se puede rezar para que Dios conceda la gracia del arrepentimiento al pecador, de modo que pueda ser restaurado a la comunión con el Cuerpo de Cristo a través del sacramento de la confesión.

Para entenderlo mejor, consideremos la analogía que San Pablo utiliza para el pueblo de Dios en 1era de Corintios 12:12-27: la analogía del cuerpo físico de un ser humano. San Pablo nos dice que todos somos miembros del Cuerpo de Cristo. Un dedo herido que sigue unido a su cuerpo huésped puede ser curado orgánicamente por el resto del cuerpo. Ese tipo de herida es análogo al efecto del pecado venial. Un dedo cortado, sin embargo, no puede ser curado por el resto del cuerpo porque ya no está unido al cuerpo. Esa clase de herida es análoga al efecto del pecado mortal. Así sucede en el Cuerpo de Cristo.

3. Justo después de distinguir entre pecados mortales (que llevan a la muerte) y veniales (que no llevan a la muerte), San Juan dice «todo el que ha nacido de Dios no peca». Sabemos que San Juan no podía estar refiriéndose aquí a todos los pecados porque ya nos dijo en 1era de Juan 1:8: «Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no habita en nosotros». Los cristianos pecan. Está claro por el contexto en que San Juan se refiere aquí al pecado mortal. Si pecamos mortalmente, quedamos separados del Cuerpo de Cristo y ya no estamos en unión con Dios. En ese sentido, quien está en unión con Dios no puede pecar mortalmente. Esta es otra clara distinción entre pecados mortales y veniales en este texto.

Lista de pecados mortales

Ya hemos visto ejemplos de "pecados veniales" en 1era de Juan 5:16 y Mateo 5:19, pero cuando se trata del pecado mortal en la Escritura, en realidad hay muchas listas en varios lugares de la Sagrada Escritura. Nuestro Señor mismo nos proporciona algunas de ellas en Mateo 15:18-20, Apocalipsis 21:8; 22:15. San Pablo nos da el resto en Efesios 5:3-7, Colosenses 3:5-6, Gálatas 5:19-21 y 1era de Corintios 6:9-11.

Cualquiera de estos textos deja muy claro que los datos bíblicos están claramente a favor de la enseñanza de los pecados mortales, pero por brevedad citaré sólo uno de ellos (Efesios 5:3-6):

En cuanto a la lujuria o cualquier clase de impureza o avaricia, que ni siquiera se nombren entre ustedes, pues así corresponde a creyentes. Y lo mismo hay que decir de las palabras obscenas y las conversaciones estúpidas o indecentes que están fuera de lugar. Ocúpense más bien en dar gracias a Dios. Porque deben saber que ningún lujurioso, adúltero o avaro—que es como si fuera idólatra—tendrá parte en la herencia del reino de Cristo y de Dios.

Según San Pablo, no importa que tan "nacido de nuevo", "salvado" o lo que sea que creas que eres, si cometes estos pecados y no te arrepientes, no irás al cielo. Esa es la esencia de lo que significa pecado mortal.

💡
Este artículo fue adaptado al español por Diego Hernández del artículo original 'Mortal and Venial Sin?' de Catholic Answers.

Etiquetas

Catholic Answers

Junto con Diego Hernández

Los artículos que tengan como autor principal a esta cuenta, son artículos de Catholic Answers (catholic.com) adaptados al español. Los autores secundarios son los traductores.